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Cómo lograr que el teletrabajo funcione tanto para ti como para tu entorno laboral


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Trabajar desde casa tras la pandemia ha abierto un abanico de posibilidades y formas de trabajar.

Desde el punto de vista profesional, existe la preocupación no solo por hacer un buen trabajo y demostrarlo, pero también de mostrar tu valía y darte visibilidad dentro de la empresa. Cuando se trabaja de manera presencial en la oficina, muchas veces puede haber una presión aún mayor. Por otro lado, el hecho de trabajar en la modalidad de teletrabajo hace que muchas veces exista una falta de cohesión con el equipo al no estar en contacto diario con los compañeros y es más complejo entender a los clientes a través de videollamadas, talleres virtuales, etc., al carecer de un contacto más personal que da la interacción cara a cara.

Esta presión hace que los trabajadores busquen nuevas maneras de trabajar, para lograr que la modalidad de trabajo en remoto siga siendo productiva.

Aún así, ya existía el teletrabajo en algunas empresas antes de la pandemia, aunque es verdad que eran pocas y la modalidad fue impulsada de manera obligatoria con la pandemia. En muchos casos, esta teletrabajo solo estaba disponible un día a la semana. Se estaba probando, y a muchos trabajadores les costaba adaptarse. Al principio, se ve el lado bueno, de la flexibilidad y el ahorro de tiempo en el transporte, por ejemplo, pero a muchos trabajadores les compensaba más quedarse en la oficina para no tener que someterse a un mayor número de aprobaciones, checklists y limitaciones.

Esta propuesta, pasó en muchos casos a generar desmotivación y frustración, por las dificultades que implica mantener una eficiencia en el trabajo, pero con mayores dificultades a la hora de lograr los objetivos.

Sin embargo, desde que el teletrabajo se ha convertido en necesidad, ha habido muchos esfuerzos de parte de gobiernos y empresas para hacer de este modo de trabajar algo factible para sus organizaciones.

Ejemplos de países con regulaciones teletrabajo a destacar

Según un informe presentado por la Unión de profesionales y trabajadores autónomos (UPTA) en 2021, hay algunos ejemplos de países de la UE con regulaciones teletrabajo a destacar.

Países Bajos era el país de la UE con más teletrabajadores a finales de 2019. 4 de cada 10 empleados operaban a distancia de manera regular, gracias a una ley que desde 2016 concede al trabajador el derecho a solicitar una jornada flexible que incluye el propio teletrabajo. La legislación en teoría se parece a la española, sin embargo, en la práctica existe una gran diferencia ya que las partes pueden acordar un sistema de trabajo por objetivos sin fichajes ni horarios basados en la confianza mutua, algo muy difícil de encajar en España donde aún existe una fuerte cultura del presentismo.

Otros ejemplos serían países como Bélgica que, aunque las tasas de teletrabajo no superan el 20%, el trabajador percibe una compensación fija para incentivar su uso. El Gobierno belga fue uno de los primeros de Europa en establecer esta ayuda.

Sin embargo, países como Suecia con una tasa de teletrabajo por encima del 30% y siendo un referente en la implantación del home office u oficina en casa, carece de leyes estatales al respecto, testimonio de cómo no siempre hace falta un marco legislativo definido para que estas prácticas sean reconocidas.

Lo que sí parece ser imprescindible es tener a empresas que sean abiertas y maximicen las posibilidades y los incentivos que las leyes brindan.

Empresas que han abrazado el teletrabajo durante la pandemia

El rol de las empresas es, por lo tanto, igual (o más) de importante a la hora de implantar prácticas de trabajo remoto. Durante la pandemia, han surgido ejemplos de empresas que han abrazado esta manera de trabajar, incluso hay empresas que han conseguido hacer de esta nueva modalidad de trabajo una ventaja competitiva del mercado laboral a nivel global. Un ejemplo es Salesforce, que en Febrero del 2021 anunció su política de “Work from Home Anywhere” ofreciendo a sus empleados tres opciones de cómo trabajar: Flexible, Totalmente Remoto, o en la Oficina. Luego, en Noviembre del 2021, fortaleció su estrategia con un plan para permitir mejores interacciones presenciales y la vuelta a la oficina en los casos que tenían mayor sentido.

En este ámbito así como en muchos otros, la buenas prácticas de gestión del cambio son un referente obligatorio para que la implantación del teletrabajo sea exitosa. Implantar el teletrabajo es una transformación por lo tanto el enfoque debería de ser tanto en la implantación de los aspectos técnicos que el teletrabajo requiere, como en la adopción del cambio.

Pero, ¿y los trabjadores? ¿Qué podemos hacer nosotros para enfrentarnos a esta nueva normalidad y hacerlo de una manera que funcione para nosotros? Si bien las leyes y las prácticas de empresas son muy útiles y a veces necesarias, hay algunos comportamientos que pueden maximizar sus beneficios.

Estas son las pautas para mejorar la experiencia de teletrabajo:

  • Mantener una conexión con nuestro lugar de trabajo. El teletrabajo puede generar el síndrome “FOMO” que proviene del inglés fear of missing out y que está asociado a la tecnología y redes sociales. Es un tipo de ansiedad social causada por la impresión de que el resto del mundo está teniendo experiencias gratificantes y divertidas y uno se las está perdiendo. La posibilidad de estar conectado todo el día provoca en determinados puestos una continua revisión del email, y, por tanto, una fuente importante de estrés. Para evitar este síndrome en el ámbito laboral, mantenernos conectados con un compromiso de ir de vez en cuando a la oficina con los compañeros, interactuar con ellos, desarrollar nuestro trabajo en compañía, crear actividades de equipo para favorecer la conexión con el trabajo propio y la empresa, así como una oportunidad para expresar nuestras opiniones y miedos en talleres de equipo dedicados, son algunas de las soluciones que a mí me han ayudado.

 

  • Asegurar nuestro bienestar emocional. Estamos en la era del empleado y las empresas tienen la responsabilidad de cuidar a sus trabajadores a través de diferentes acercamientos u opciones. Con las jornadas flexibles que mi trabajo actual como consultora de Recursos Humanos permite, puedo organizar mejor mi vida laboral/personal y darle a cada uno el tiempo necesario sin oprimir ninguna de las dos. Esto resulta en un bienestar emocional porque me siento segura, pero al mismo tiempo requiere de mucha disciplina. Microsoft ha publicado recientemente un informe utilizando datos extraídos del uso que hacen sus empleados de sus plataformas, donde se evidencia que desde que empezó la era del remote working, a los ya existentes picos de trabajo de mañana y de primera tarde, se va añadiendo un tercero entre las 6 y las 8 de la tarde. Si bien esto evidencia que la posibilidad de conciliar la vida laboral y la extra-laboral sí existe, por otra parte será importante que las personas aprendan a gestionar su tiempo y sus energías de forma óptima a lo largo del día.

 

  • Crear una conexión con el cliente cuando ésta no puede ser a través de medios presenciales. Desde que nos hemos sumergido en la era del teletrabajo estamos sacándole más partido a herramientas para teletrabajo y colaboración remota como Zoom o Teams, que son tal vez las más conocidas, y otras menos conocidas pero muy efectiva para nuestro trabajo como Mentimeter o Miro. Y también he notado como estas herramientas nos permiten trabajar de forma asíncrona, ya que las capacidades de compartir tiempos con nuestros compañeros y clientes se ha reducido (como describo en el punto siguiente). Aunque estas herramientas existen desde hace unos años, la necesidad nos ha hecho abandonar las dudas que todos teníamos sobre su efectividad.

 

  • Ajustar el trabajo a las capacidades de cada persona. Una de las cosas que he notado es cómo la duración de los talleres de procesos que de manera presencial duraban un día entero, ahora se han reducido a algunas horas y cómo nuestro papel como consultores ha cambiado. Ahora siento que nuestro doble rol de consultor y animador/anfitrión es doblemente importante en las sesiones virtuales en las cuales es más fácil perder la atención de la audiencia. También es cierto que incluso la cantidad de conocimientos que compartimos durante estas sesiones se ha reducido, ya que es complicado mantener a la audiencia alerta e interesada al otro lado de las pantallas. Algunas conductas como mirar el móvil, chequear email, que antes eran consideradas malas costumbres, sin la presión social presencial se han normalizado. Y esto es algo con lo que los consultores tenemos que enfrentarnos. Hay un sinfín de información que se brinda en la web con sugerencias útiles para mejorar nuestras habilidades y alcanzar el éxito es nuestros talleres virtuales.

Con todo esto, y sabiendo que el teletrabajo ha llegado para quedarse, los gobiernos, empresas y trabajadores deben tender puentes que aseguren el aprovechamiento correcto de los recursos, como el tiempo, la tecnología y en especial el talento de las personas, y generar así una mejor forma de trabajar, más allá del lugar desde donde se realice el trabajo.

 

María Jimena López, Alight Research and Advisory Centre

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