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La pandemia fue el detonante que disparó el teletrabajo. Una modalidad de trabajo a distancia generalizada para amortiguar el tremendo golpe que asestó a las personas, a la economía en general y a las empresas.
En España las cifras oficiales del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) son ilustrativas. Según este organismo, dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, antes de la pandemia apenas un 4,8% de la población teletrabajaba, en plena pandemia -en el segundo trimestre de 2020- se alcanzó una cifra récord del 16,2% y a partir de entonces se ha venido produciendo una tendencia de reducción progresiva y permanente del teletrabajo, salvo en el primer trimestre de 2021 coincidiendo con la tercera ola, hasta situarse en el 8% en el tercer trimestre de este año.
Más allá de las cifras, en lo cualitativo el transcurso de casi dos años del inicio de la pandemia permiten tener cierta perspectiva para poder analizar esta nueva modalidad laboral, cuyos efectos son complejos y ambiguos e incluso contradictorios. En efecto, Randstad Research, en su Informe de teletrabajo en España 2021, destaca que “por una parte, más evidente, parece que el teletrabajo tiene efectos positivos, debido al ahorro en el tiempo de transporte y a la mayor flexibilidad que permiten, afectando directamente a la reducción de estrés. En cambio, por otra parte, el teletrabajo tiene también efectos negativos sobre la conciliación” que pueden derivar de jornadas más extensas o de mezclarse espacio laboral y vivienda.
¿El teletrabajo ha llegado para quedarse, estamos listos para volver a la oficina?
En cualquier caso, la respuesta al interrogante no es sencilla; en primer lugar, habrá que esperar a ver qué tendencia sigue la modalidad de teletrabajo en el conjunto de las empresas y, más allá de esto, en nuestro sector. Lo que sí sabemos es que el teletrabajo ha caído un 50% desde su máximo en la pandemia y ha aumentado un 50% desde antes de la pandemia (ONTSI). En consecuencia, cabe pensar que la situación pre-pandemia no volverá tal cual, y que en la nueva normalidad lo previsible será una combinación de trabajo presencial y remoto, con mayor o menor intensidad en aquellos sectores en que el teletrabajo sea factible.
Además, hay un elemento que es fundamental y clave para definir el trabajo en la nueva normalidad que no es otro que el de la opinión de los profesionales. Adecco, en su informe “Resetting Normal: Redefiniendo la nueva era del trabajo” concluye que “el 77% de los encuestados considera que el modelo ideal de trabajo en la era post-covid es aquel que combina el trabajo presencial con el remoto”. Esta es la línea que están siguiendo importantes empresas españoles de sectores diversos, según recoge el diario Cinco Días. Así, empresas como Telefónica, Repsol, Mahou, San Miguel o BBVA apuestan todas por el teletrabajo con fórmulas hibridas que combinan presencialidad y teletrabajo.
Siguiendo la misma tendencia, Alight Solutions también ha planteado en España un modelo hibrido que combina teletrabajo con trabajo presencial. Es decir, orientativamente, lo que se propone es que alrededor de un 15% de los empleados realicen mayoritariamente su trabajo de forma presencial atendiendo a obligaciones regulatorias, contractuales o prácticas para la ejecución del trabajo; un 35% en teletrabajo permanente basado en ocupaciones que requieren poca presencia en las oficinas; y un 60%, la mayoría, en una modalidad hibrida atendiendo a las necesidades de formación, colaboración, atención a clientes e innovación y otros beneficios de la presencialidad como el refuerzo a la cultura de empresa, el networking interno y la vinculación entre empleados.
Jaime Santamaría, Director de Recursos Humanos de Alight para España y Portugal
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